Vecinal «Roque Sáenz Peña»: reunión con vecinos, comerciantes e Instituciones.

09/01/2023

La Vecinal “Roque Sáenz Peña” queda ubicada en la zona suroeste de la ciudad, y corresponde a una parte del territorio de que lo popularmente se conoce como Barrio Alfonso, el cual se completa con otras vecinales aledañas, como ser parte de la Vecinal “Gral. Mosconi”.

El barrio cuenta con un Centro de Atención Primaria de la Salud y dos escuelas, además de algunas asociaciones de la sociedad civil. Más allá de esto, su ubicación le permite estar cerca de importantes hospitales y de la zona céntrica, donde se accede a múltiples servicios. Allí hay una especie de contraposición entre todo lo que falta en el barrio y la abundancia de ello en zonas cercanas.

El Encuentro se realizó en una de estas asociaciones, la Asociación Civil “Juntos Avancemos”. La reunión contó con una nutrida convocatoria de vecinos, además de representantes de algunas instituciones.

Ficha territorial

Ubicación
Límites

Norte: Salta
Sur: Av. Gral. López
Este: San Juan
Oeste: Av. Mosconi

Nube de problemas detectados

Los vecinos plantean que los dos problemas principales son los microbasurales y la iluminación. El primero, si bien es un asunto que afecta a buena parte de la ciudad, es particularmente pronunciado en la zona suroeste. Según relatan los vecinos, el camión recolector va solamente por la Av. Mosconi y no ingresa en las calles que cortan con esta. El resultado es que la gente deposita su basura en las esquinas, y señalan que hay un acostumbramiento – de la gente y de la empresa recolectora – a que la solución sea que, ocasionalmente, venga la maquina con la pala que “junta” el basural. Esto genera varios problemas. En primer lugar, que la limpieza no es inmediata, y por tanto la basura se acumula y esto genera olores nauseabundos, presencia de roedores e insectos y una situación de falta de higiene y salubridad permanente. Por otro lado, la maquina se lleva la basura, pero rompe la calle, y los pozos que hace crecen cada vez más. Según los vecinos, hace un tiempo había contenedores en las esquinas, pero los retiraron a todos con el argumento de que los prendían fuego.

La cuestión de la luz afecta a todo el barrio en general. Lo que sucede es que hay una mala iluminación, “de las viejas”, el foco “rompe niebla” o “amarillo” que cuelga desde los costados de la calle hacia el miedo. Esto sin contar los focos quemados o que no están. Los vecinos señalan que esta situación afecta particularmente a la plaza, que forma un triángulo entre las calles Av. Mosconi, Gaboto y Juan Díaz de Solís. Allí la oscuridad es total.

La plaza presente además otros problemas. Por un lado, es el único espacio público del barrio. Por el otro, los niños y jóvenes la usan para jugar al fútbol, pero está al borde de la Av. Mosconi, que tiene alta circulación vehicular, no y no hay ninguna barrera que impida que la pelota se vaya a la calle o al menos un guardarraíl para contener a los autos, lo que genera situaciones de extrema peligrosidad. Además, la plaza está abandonada y salvo para jugar al fútbol, los vecinos ya no la usan. También señalan que sería importante la poda, porque en una esquina hay un reflector totalmente tapado por la copa de un árbol.

En materia vial, la Av. Mosconi también representa un problema en sí mismo. Recordemos que se trata de “la vieja circunvalación”, una avenida que actualmente conecta de manera rápida y directa el sur con la zona del Parque Garay, con el Hospital de Niños y con calle Mendoza para salir a la actual Circunvalación Oeste. Esto genera una alta circulación a altas velocidades. Por eso, los vecinos piden que haya reductores de velocidad. Señalan que ha habido muchos accidentes fatales. También, en materia vial, indican que las calles no están señalizadas.

El estado de las calles es malo. Señalan que las mismas fueron hechas en la gestión 2003 – 2007 y que desde la época no ha habido ningún mejorado. Se trata de al menos 15 años. Algunas son asfaltadas y otras de ripio, pero todas se encuentran en muy malas condiciones. Ante la pregunta por los desagües, una vecina responde: “Te acordás que existen cuando llueve, porque nos inundamos todos”. Cuentan que el agua no solo tapa de extremo a extremo calles y veredas, sino que incluso ingresa en las viviendas, y que el desagote sucede solo cuando prenden las bombas de extracción.

Ante la pregunta por la seguridad, los vecinos responden que “el barrio está tranquilo”. Aun cuando se profundiza en preguntas más específicas aseguran que no hay delito. Son respuestas sorpresivas, no por el barrio sino porque se trata de una de las problemáticas más transversales y preocupantes de la ciudad. Los vecinos afirman que hay una dinámica de “nos cuidamos entre nosotros”. Incluso los jóvenes o personas que durante la noche se quedan en las veredas tomando o consumiendo drogas colaboran en esa tarea. Así, relatan, en el barrio hay una convivencia pacífica. Reconocen, sin embargo, que es preocupante la gran cantidad de consumo de drogas que hay, especialmente por parte de los jóvenes, y también observar que casi no hay en el barrio organismos estatales o de la sociedad civil abordando la materia. La zona depende de la Comisaría 2da y los vecinos afirman que se observa patrullaje.

En relación a los servicios, el barrio tiene todos, a excepción del gas natural que solo lo tiene una parte, hasta la calle Roque Sáenz Peña viniendo desde el este. En cuanto al transporte, el barrio solo tiene la Línea 2 que atraviesa toda la Av. Mosconi hasta el Hospital de Niños y dobla en Mendoza hacia la zona centro. Funciona desde las 6.00 hs. hasta las 20.00 hs., por lo que después de ese horario los vecinos ya no tienen colectivo. Lo propio pasa con los taxis y remises que “no entran de noche”, y los vecinos tienen que recurrir a remises que irregulares que sí circulan en esos horarios. En cuanto a la conectividad, el barrio tiene la oferta de una sola empresa para Internet. Los vecinos afirman que pagan $4.000 “por 10 MB que funcionan como 2 MB”. No hay ninguna empresa que ofrezca el servicio de cable formalmente. Al respecto, existen grupos de personas que realizan conexiones clandestinas. Es importante dimensionar que situaciones como estas (u otras ya relatadas) ocurren en un barrio que está a apenas diez cuadras del macrocentro de la ciudad.

En materia de salud, el barrio tiene un Centro de Atención Primaria de la Salud llamado “Evita”, que queda al lado de la Asociación Vecinal. Atiende de lunes a viernes de 7.00 hs. a 15.00 hs. con una hora de corte al mediodía para limpieza. Los vecinos cuentan que el mismo adolece de infraestructura. Por ejemplo, tiene dos consultorios. Por lo tanto, si hay tres médicos hay uno que no puede atender o que debe hacerlo en lugares inconvenientes. Sin embargo, destacan la tarea del personal. Dicen que la atención es buena y que hay un seguimiento de los vecinos, que se materializa por ejemplo en llamados telefónicos cuando llegan los turnos, medicamentos o vacunas.

En cuanto a la educación, el barrio tiene dos escuelas. Una de gestión privada, la Escuela Santa Lucía, que depende de la Capilla que queda en el barrio y lleva el mismo nombre, y que tiene todos los niveles de la educación obligatoria. La otra es la Escuela Arzeno, que es de gestión oficial y que llega hasta el nivel primario. Por eso muchos chicos del barrio van a otras escuelas cercanas. Los vecinos mencionan especialmente la Escuela Normal, ubicada en calle Saavedra entre Moreno y Monseñor Zazpe (zona centro-sur).

En la Capilla funcionan varias actividades, especialmente vinculadas a la tarea sacramental y pastoral, como ser la misa y catequesis. Los vecinos recuerdan con cierta nostalgia los tiempos del Padre Gasparoto, como imagen de una Iglesia más presente en la vida del barrio. Otra referencia espiritual importante es la del Pastor Altare, cuya templo evangélico queda ubicado sobre calle Corrientes, media cuadra al oeste de Av. Freyre. La iglesia se llama “Brazos Abiertos” y además de las actividades religiosas cuenta con un salón de usos múltiples para actividades más sociales o deportivas.

En el barrio existen además algunas asociaciones civiles con diferentes funciones, especialmente la de brindar cierta forma de contención a niños y niñas. También hay una sede de Caritas que forma en oficios.

En materia deportiva las instituciones más cercanas son La Casita de Santa Rosa y Newell’s de Barrio Roma, pero los vecinos no los identifican como referencias deportivas a donde los chicos del barrio vayan en gran afluencia. En el barrio existía el Club Chicago, pero hace 30 años que no está en funcionamiento. También hay muchas críticas sobre la Asociación Vecinal, ya que hace 6 meses hubo elecciones pero todavía las autoridades electas no han puesto nada en funcionamiento.

Desde el punto de vista comercial, no hay una zona de referencia. Por todo el barrio hay negocios dispersos, donde los vecinos hacen sus compras. Sí es una referencia importante La Baulera, que es la feria popular e “trueque” ubicado en la Estación Mitre. Allí muchos vecinos concurren habitualmente a comprar o a vender. Al respecto, señalan que hay una especie de organización no formal. Los puesteros se anotan y reservan su lugar con gente que no identifican que pertenezca a un organismo oficial. Lo propio pasa con los baños químicos, que se cobra por su uso pero se desconoce quién lo usufructúa La consideración general es que la feria no está organizada desde ninguna órbita estatal, y queda librada a la organización de otro tipo de actores.

Un tema interesante que surgió por propia iniciativa de los vecinos fue el de los planes sociales. Hay diversas consideraciones, en general positivas cuando se trata de planes de Nación. Se valora mucho la Tarjeta Alimentar y el Plan Potenciar Trabajo. No así la Tarjeta de Ciudadanía que brinda Provincia, ya que otorga $1.000 mensuales “que no sirven para nada”. Sin embargo, sobre esta última y sobre el Potenciar, los vecinos son críticos de la discrecionalidad. Ven que se accede a los planes más por cercanía a un referente barrial o político que por verdaderamente necesitarlos. Lamentan además que no siempre estén asociados al trabajo ya que, como ellos señalan, “queremos trabajar”. Hay una vecina que dice: “acá hay gente con muchas potencialidades. Yo sé cocinar, por ejemplo. Pero tenemos un lugar donde desarrollar eso que sabemos”. Señalan también la falta de cooperativas en el barrio o de otras instituciones que puedan cobijar a la gente que quiere trabajar y no tiene cómo.

Finalmente, es importante destacar que entre los vecinos hay una sensación generalizada de que viven en un barrio olvidado. Por un lado, afirman que es un barrio al que no se le reconoce su identidad. Todos se identifican como oriundos de “Barrio Alfonso”, y no se sienten representados por los nombres de Vecinal “Roque Sáenz Peña” ni “Mosconi”. También reclaman que el barrio no figura en ningún registro. Dicen que en algunos registros figuran como zona residencial, en otros como que en el terreno no hay nada más que baldíos y descampados. Es un hecho cierto y objetivo que el barrio no está registrado en el Registro Nacional de Barrios Populares (ReNaBaP), salvo la pequeña franja que pertenece a Vecinal “Mosconi”. Todo esto tiene consecuencias en la vida cotidiana de los vecinos, como por ejemplo no poder ser beneficiarios del Plan “Mi Pieza” o no haber recibido alimentos durante la época de la pandemia. También reclaman que, por más que algunos viven hace 50 años en el lugar, los terrenos no están escriturados.