Reunión con vecinos, comerciantes e Instituciones de 7 Jefes

08/02/2023

La Vecinal “7 Jefes” se corresponde con el barrio que lleva el mismo nombre. Se encuentra ubicada en el centro-este de la ciudad de Santa Fe, a la vera oeste de la Laguna Setúbal.

Se distingue por tener dentro de su territorio la Estación del Ferrocarril Belgrano (más conocida como Estación Belgrano) y toda la estructura ferroviaria que a ella corresponde. Cabe aclarar que se trata de una estación que ya no tiene actividad ferroviaria, y sus instalaciones hoy están destinadas fundamentalmente a actividades culturales. También corresponde a este barrio el paseo de la Costanera Oeste (dentro del cual se encuentra el monumento al Brigadier López y el faro), y en el extremo sur de dicho paseo se ubican por sobre la laguna el Puente Colgante y el Puente Oroño. Además, el barrio tiene una importante parroquia sobre la Av. 7 Jefes que es la Parroquia Ntra. Sra. del Huerto.

El barrio también tiene su Asociación Vecinal. Allí fue donde se realizó el Encuentro, que contó con la asistencia de representantes de la Vecinal, de la parroquia y vecinos en general.

Ficha territorial

Ubicación
Límites

Norte: Salvador del Carril
Sur: Boulevard Gálvez
Este: Avenida 7 Jefes
Oeste: Vélez Sarsfield

Nube de problemas detectados

En la reunión se abordaron de forma directa los temas que los participantes consideran los problemas fundamentales del barrio. Es un barrio que cuenta con todos los servicios, que está bien conectado desde el punto de vista del transporte, en el cual buena parte de su población tiene acceso a los sistemas de salud privado y educación privados. Muy cercanos al Boulevard, desde el barrio se accede en general a todos los servicios e insumos que se necesitan para la vida cotidiana.

Sin embargo, hay problemas puntuales que se han vuelto permanentes, y que los vecinos quisieron hacer escuchar. Uno de ellos es el vinculado a los enormes espacios verdes que tiene el barrio, producto de las instalaciones del ferrocarril mencionadas en la introducción. A los vecinos les preocupa observar que con esos espacios verdes no se hace nada, es decir, no se les da ningún destino. Conocen bien que hay diversas posibilidades: parquización, proyecto inmobiliario, apertura de calles transversales para una mejor conectividad con el resto de la ciudad, etc. Sin embargo, no ven que haya intervención de ningún tipo en este lugar, y la consecuencia es la usurpación.

Los vecinos reclaman que la extensión de los terrenos usurpados es cada vez mayor. Sostiene que en 2018 el Re.Na.Ba.P. censó 37 familias, pero que hoy ya hay casi 100. También afirman que no se trata en todos los casos de gente carenciada, ya que construyen rápidamente con material, que ven autos y camionetas costosas e incluso hasta la construcción de una pileta. Sin embargo, la situación de irregularidad sostenida en el tiempo ha llevado al desarrollo de dinámicas mafiosas. Hay gente que allí compra y vende terrenos, aunque los mismos en realidad pertenezcan al Estado nacional. Estas dinámicas tienen como consecuencia la violencia que siempre emerge en los márgenes de la legalidad, cuya peor expresión han sido los enfrentamientos en tiroteos que impiden la paz del barrio y afectan de forma directa a quienes viven en frente de las vías. Sin ir más lejos, los impactos de bala se dan contra las fachadas de las casas. El otro aspecto, también vinculado a la seguridad, es que quienes delinquen en el barrio utilizan esos asentamientos como vía de escapatoria. Desde la Vecinal afirman haber transitado todos los caminos posibles frente a todos los niveles y organismos del Estado sin recibir ninguna respuesta satisfactoria. Dicen que ni siquiera pueden denunciar los hechos delictivos que acontecen en esos terrenos porque exigen que la denuncia la haga el titular que, por supuesto, es el organismo del Estado nacional al que pertenecen.

Esta situación, además, provoca que el barrio esté aislado del resto de la ciudad, puesto que no hay calles transversales, y es necesario ir hasta Boulevard o hasta Calcena para poder pasar de este a oeste.

Los vecinos observan sobre todo la potencialidad inexplotada de toda la zona. Esto es algo que se repitió en otros barrios de la Costanera, como ser el caso de la playa en Guadalupe Nor-Este. En 7 Jefes, además de toda la potencialidad desperdiciada de los terrenos del ferrocarril – que “podrían ser un nuevo Parque Federal” – está también aquella de “la calle de los carribarres”. Según los vecinos, ese podría ser un excelente paseo gastronómico, iluminado y con foodtrucks. Sin embargo, afirman, es una calle oscura donde no se cumplen las condiciones bromatológicas y, en definitiva, “es un poco tierra de nadie”. La sensación de los vecinos es que hay una fuerte ausencia del Estado, y prima el laisse faire que termina imponiendo la ley del más fuerte, siempre al margen de la legalidad.

En relación a la inseguridad, los vecinos afirman que “roban todo el tiempo”. Las modalidades delictivas más comunes son los escruches (cuando se ingresa a robar a una casa en ausencia de quienes la habitan), entraderas (lo mismo pero con los habitantes presentes), arrebatos y robos desde motos (“motochorros”). Afirman que hay policía caminante y que el balance es bueno, porque la misma tiene un efecto disuasorio. Sin embargo, su presencia es intermitente y sostienen que sería deseable que tuviesen un accionar más directo sobre lo que pasa. Por un lado, se los ve muchas veces distraídos (“con el celular”); por el otro, los vecinos observan que la policía no tiene poder de acción sobre los delincuentes, por lo que lo único que hace ante una situación es reportarla.

Cámaras de seguridad hay solo en algunas zonas de la Costanera, y alarmas comunitarias hay, pero de forma parcial. De la misma manera, se observa patrullaje solo sobre la Costanera. Dentro del barrio es escaso, y en la madrugada es nulo.

La observación que se hace sobre el poder de la policía está vinculada también a otro de los grandes temas del barrio. Un vecino comenta: “Cuando yo era chico me llevaron detenido por tirar bombitas de agua”. A esto contrapone: “Uno ve que en la Costanera la gente pone los parlantes a todo volumen, en policía está ahí y ni siquiera les dice algo”.

Los vecinos identifican tres focos de ruidos molestos, a saber:

  1. Estación Belgrano: en la misma se realizan espectáculos. Los vecinos dicen que esto es grave, porque en este caso se trata de un lugar que pertenece al Municipio. “Es una vergüenza”, dicen. Afirman también que la Municipalidad “tiene una doble vara” en esta materia, porque organiza eventos en este lugar que no está insonorizado mientras que limita los mismos en otros lugares de la ciudad.
  2. Paradores de la Costanera Este: sostienen que entre la actividad de la tarde y de la noche el ruido es permanente. Por las noches, si bien se intensifica los fines de semana, ya desde los miércoles puede escucharse música hasta altas horas.
  3. Zona del faro y carribares: sostienen que también “es una vergüenza” porque es un espacio presuntamente ordenado por la Municipalidad. De allí proviene la música de los autos que se escucha a altos volúmenes.

Los vecinos señalan que estos tres focos en su conjunto hacen que los ruidos molestos sean permanentes. Afirman que no hay horario, ni tampoco se sabe nunca hasta qué hora serán. De esta manera se torna “insoportable”, y ya pasa a ser una cuestión de salud pública. “En ningún momento, ni siquiera a la madrugada, hay ese silencio pleno que se necesita para descansar”.

Asociado a este fenómeno está también el de los mega eventos, que también son organizados por el Estado, sea municipal o provincial. Se trata de eventos masivos, que reúnen a más de 100 mil personas. Los vecinos afirman que no hay condiciones de ningún tipo para que esto suceda: ni desde el espacio, ni desde lo sanitario, ni desde el transporte, “ni desde nada”. El último evento de hecho tuvo problemas logísticos graves. Sostienen que sería necesario identificar un lugar en la ciudad donde se pueda realizar eventos masivos sin molestar a nadie.

Asociado a la seguridad y también a los ruidos está el tema de las “picadas”. Los vecinos afirman que no les consta que se compita por dinero ni que haya organizadores. Dicen que tampoco siempre se trata de carreras. Pero lo que sucede de manera permanente a las noches, y especialmente los fines de semana, es una gran circulación de motos a alta velocidad y con mucho ruido. Esto genera problemas de seguridad vial y de ruidos molestos.