En 2014, luego de haber trabajado durante 20 años en la industria textil, el diseñador Martín Alonso planteó un cambio radical en su vida. Con la intención de ayudar al medio ambiente, abandonó su antiguo trabajo y fundó Stay True, una marca dedicada exclusivamente a producir remeras orgánicas.
“Durante mis años en empresas textiles me gustaba lo que estaba haciendo pero no me hacía sentir feliz. Me sentía malhumorado, no le encontraba la vuelta. Pero pude poner un freno y encontré la forma de ayudar sin dejar de hacer lo que me gusta”, recuerda.
Para elaborar las prendas, Alonso se propuso usar algodón 100 por ciento natural, libre de semillas transgénicas, agrotóxicos o pesticidas. Aunque la mayor parte de la materia prima es provista desde el Perú por Bergman Rivera, la principal algodonera orgánica a nivel mundial, el emprendimiento también está asociado con casi una decena de familias de la comunidad Qom de Campo Medina, provincia de Chaco, responsables de llevar adelante la primera producción de algodón orgánico de la Argentina.
El campo de este pueblo nativo está ubicado a 250 kilómetros de Resistencia. Debido a que no cuentan con agua potable y sus ríos se han contaminado por culpa de las fumigaciones aéreas, su única alternativa para producir terminó siendo el árbol de algarrobo. “A pesar de todas estas dificultades, observamos el lugar como ideal para comenzar el programa de desarrollo de algodón orgánico, pero basado en los conceptos de la agricultura biodinámica desarrollada por Rudolf Steiner”, asegura Alonso.
Rudolf Steiner fue un filósofo, artista y pensador austríaco de fines del siglo XIX y principios del XX. Además de fundar la antroposofía y la educación Waldorf, entre otros méritos, es el creador de la agricultura biodinámica, un sistema que prioriza el reciclaje de los residuos, la exclusión de productos químicos y una producción descentralizada en pos de proteger la biodiversidad y asegurar el cuidado de los suelos. Es decir, un modelo de elaboración, distribución y venta personalizada de los alimentos, y no el sistema global e industrial al que hoy estamos acostumbrados.
La producción de Stay True se concentra en dos pequeños talleres locales, con la idea de beneficiar las economías regionales. Ortuño Hermanos –en Derqui, partido de Pilar– se ocupa de la confección de las prendas, mientras que Alfatex, es el encargado de los estampados que llevan.
“Queremos brindar productos de alta calidad, siempre prestando atención a los procesos y haciendo foco en cuidar nuestros recursos naturales y cuidar al otro que tenemos en frente”, afirma Alonso.
Además de cuidar el medio ambiente, el 10% de las ganancias de la marca se destinan a la donación de alimentos orgánicos y frescos, como lácteos y frutas, a comedores infantiles. En 2016, más de 25 comedores del Gran Buenos Aires y la Capital Federal recibieron esta ayuda, por lo que se benefició a unos 3600 chicos.
Stay True está certificada como “Empresa B”, es decir que opera con altos estándares de compromiso social, ambiental y de transparencia. Las Empresas B son emprendimientos que redefinen el sentido del éxito empresarial, usando la fuerza del mercado para dar solución a problemas sociales y ambientales.
Fuente: Foro Ambiental (11.07.17)