Oscar “Cachi” Martínez presentará este martes su libro “El Brigadier. Apuntes para una biografía. Bicentenario de un proyecto federal”, en el que reflexiona sobre la importancia de la figura histórica, sobre el hombre y sobre su mirada política.

Por Ignacio Andrés Amarillo
iamarillo@ellitoral.com

Este martes a las 11, en la Sala Marechal del Teatro Municipal 1º de Mayo (San Martín 2020) se presentará el libro “El Brigadier. Apuntes para una biografía. Bicentenario de un proyecto federal”, semblanza escrita por Oscar “Cachi” Martínez sobre la figura de Estanislao López.

Antes de su lanzamiento público, El Litoral habló con el autor para conocer su visión sobre el prócer santafesino y la aplicación actual de la mirada del Patriarca de la Federación.

Protagonista

—¿Cómo arrancó la idea del libro?

—La presentación tiene que ver con el homenaje al Brigadier en los 200 años de su primer mandato como gobernador. Y no es inocente tampoco, porque a pesar de haber pasado 200 años de la consolidación definitiva de la autonomía de Santa Fe el tema del federalismo en la provincia y en la Nación sigue vigente. Por lo tanto uno se pregunta si efectivamente no debemos poner mucho más énfasis en el conocimiento de la historia de López, que es el artífice y protagonista principal de la construcción de un modelo federal. No en vano se lo tituló “el Patriarca de la Federación”. Y la respuesta es afirmativa: no podemos dejar que nos ajusten el pensamiento y menos el pensamiento federal.

El libro pretende ser un instrumento, en especial para las generaciones más jóvenes, que no conocen los esfuerzos para lograr pensar en un país más equilibrado, más justo. Y no conocen al hombre más importante de la historia de la provincia. Por ahí conocen al Brigadier por la cancha de Colón o la autopista Santa Fe-Rosario, y no saben que fue un héroe, que ganó mil batallas, que fue quien nos dio la bandera y el escudo. No conocen que participó de las luchas por la Independencia con (Manuel) Belgrano, que tiene escapes que podrían ser dignos de películas de Hollywood; que ganó en condiciones de inferioridad militar, y que incluso gracias a él se evitó que la Argentina tuviera una Constitución unitaria que establecía incluso un régimen monárquico.

—Lo que suele pasar, no sólo con López, es que en la escuela está el retrato, pero se lo pierde al hombre.

—Por eso el libro tiene una redacción amable, y a una vida tan tumultuosa trata de darle un orden. Ahí va a encontrar en el primer capítulo su vida personal, donde hay metáforas: fue un hijo no reconocido por el padre. Ahí se mimetiza con la provincia, porque tampoco era reconocida por el gobierno nacional como provincia y menos como provincia autónoma. Ahí vamos a contar que López (a diferencia de otros caudillos) tenía origen popular: era hijo de un soldado blandengue, ahijado de un blandengue y por eso termina siendo militar. Y recorrió todos los grados, no ascendió de golpe.

Comandante

—No nació Brigadier.

—Fue soldado, y ese recorrido por su vida en el libro está presente. También lo que fue el tránsito de 1810 hasta su gobernación en la provincia de Santa Fe: primero hubo entusiasmo por la Revolución de Mayo y después los santafesinos nos fuimos dando cuenta de que los porteños querían cambiar de centralismo: pasábamos del rey de España a las decisiones de los porteños. Cuando en 1810 se proclama la Revolución, Santa Fe propone a (Francisco) Candioti, y los porteños designan a un español como gobernador (risas). Todo ese derrotero entre la lucha de Buenos Aires por querer imponernos nuestro destino y ese empecinamiento de los santafesinos por lograr autonomía está presente.

Como está la relación de López con (José Gervasio) Artigas, que de alguna manera fue el que “contaminó” al Litoral con la idea del federalismo, para después avanzar sobre las batallas: hay algunas memorables, como la del Mío-Mío, donde aprovecha el conocimiento de su tierra. El mío-mío es una plantita que envenena a los caballos. Peleando como un titán como (Juan Galo) Lavalle, héroe de las guerras de la Independencia, lo hace caer en la trampa: en la zona de Clarke lo hace acampar y ahí pierden los 600 caballos. O la Batalla de Puente Márquez, donde usa los caballos tullidos, le pone lanzas en el frente y paja en la cola y los utiliza como si fueran misiles. En esas batallas que van acompañando el proceso de organización federal tratamos de contar cómo él se iba defendiendo del centralismo porteño y poco a poco avanzando con las otras provincias para consolidar el federalismo.

Y terminamos con un capítulo donde aparece la organización institucional. Porque López ganaba y después hacía firmar tratados (risas).

Gestión

—Los famosos “pactos preexistentes”.

—Claro. Cuando decimos por qué en Santa Fe se hizo la Constitución, fue por López, por esos pactos preexistentes: el Tratado del Pilar, el Tratado de Benegas, el Tratado del Cuadrilátero, el Pacto Federal de 1831 están plasmados en el libro. Como también la visión extraordinaria que tenía desde el punto de vista geopolítico, expresada en la protección a (José de) San Martín: si no fuera por el sentido común de López tal vez la ceguera porteña hubiera evitado que el proceso libertario en América se concrete. Está expresada su participación en la independencia de Uruguay, con el pacto que celebra con el Cabildo de Montevideo; su participación en la defensa de los intereses de nuestro país en Malvinas. Lo que desnuda a un hombre que más allá de las batallas épicas que tenía que librar para la autonomía de Santa Fe tenía una visión latinoamericana, expresada en la Constitución provincial del ’19, que establecía que cualquier americano era ciudadano santafesino.

Termina el libro recorriendo uno de los territorios menos conocidos del Brigadier, que fue su gestión de gobierno.

—El día a día.

—Donde puso límites a los indios, pero a la vez tuvo una política de integración: localidades como Santa Rosa de Calchines o San Jerónimo del Sauce fueron lugares de integración, donde no sólo se les llevaba a los indios una iglesia, sino que se les entregaba tierras.

Su vocación por promover la actividad agropecuaria, su vocación por desarrollar un sistema educativo y de justicia, y por colonizar el norte de la provincia.

Desde el presente

—¿Qué desafíos hoy podríamos resolver como santafesinos o argentinos desde aquella mirada de López?

—Creo que fundamentalmente reivindicando al federalismo no solamente como una lucha por recursos, sino por una concepción de vida que plantea una construcción de un proyecto nacional donde la igualdad de los argentinos en términos territoriales sea un desafío importante. Señalo algunas cuestiones de discusión presupuestaria; pero me gustaría también que, asumiendo el legado de López, pensemos en una Argentina moderna pero federal, a través del proceso de regionalización; a través de la discusión en el gobierno nacional de un presupuesto por regiones; que abandone las discrecionalidades de las transferencias directas en beneficio de uno u otro, si se doblegan ante el poder central.

Me encantaría que, acompañado con este muy buen homenaje que hizo el gobierno de la Provincia (sin dejar de señalar que estamos en un tiempo donde la globalización es una realidad y la influencia de Buenos Aires también, pero reivindicando lo local), se proponga en cada escuela tener un aula con el nombre de López y se les enseñe a nuestros jóvenes la importancia del federalismo.

Donde la Nación también asuma la construcción de estos equilibrios, porque los fenómenos de concentración también terminan dañando al proyecto conjunto. Me gustaría que el gobernador, los legisladores nacionales y provinciales, nuestro intendente y los concejales le propusieran a la ciudad de Buenos Aires que López tenga un emplazamiento y una calle importante, porque es capital de todos; y que Buenos Aires reconozca a esa figura como al pueblo santafesino.

Claro, hoy aquellas batallas no deben darse con una lanza en la mano: tal vez con un libro en la mano, con la razón en la mano. Y seguramente ése es el legado que nos deja López y debemos asumir.

—¿Qué recorrido seguirá el libro?

—Después de la presentación, a través de la Fundación Centro, vamos a ponernos a disposición de las escuelas para acercar una visión del Brigadier y seguramente colaborar con libros para los docentes. Y después tratar de repetir esta presentación en cada rinconcito de la provincia.