Loyola Sur: encuentro de Vecinos, Comerciantes e Instituciones con Fundación Centro

12/05/2022

La Vecinal “San Ignacio de Loyola Sur” contiene dentro de su territorio al barrio que se conoce popularmente como “Loyola Sur” o “Barrio Loyola”, a secas. También incluye el territorio un barrio relativamente nuevo, denominado Barrio “Los Jesuitas” o “de los Jesuitas”

Se encuentra ubicado en el noroeste de la ciudad, y no hay ninguna avenida de las troncales que atraviesan norte – sur que pase por el barrio. La más cercana es la Av. Blas Parera, a algunas cuadras del límite del barrio que es calle Santa Fe, la cual se va “abriendo” diagonalmente hacia el oeste en la medida que “sube” para el norte.

El barrio cuenta con una escuela, un jardín y un centro de salud. No tiene comisaría, y sí hay presentes algunas instituciones con funciones alimentarias. También hay dos clubes que participan de la Liga Infantil de los Barrios: Cebollitas y Los Jesuitas. También hay una Asociación Vecinal muy activa y con un trabajo muy importante. Allí, en su nuevo salón, se realizó el Encuentro.

La reunión contó con una convocatoria nutrida en presencia de vecinos, además de los referentes institucionales de la Vecinal.

Ficha territorial

Ubicación
Límites

Norte: Hugo Wast
Sur: Gorriti, Berutti
Este: Av. Santa Fe
Oeste: Av. Circunvalación oeste

Nube de problemas detectados

Un vecino abrió la reunión con Fundación Centro tomando la palabra para dar una apreciación personal: según él, todos los barrios que rodean a Loyola tienen obras, menos el Barrio Loyola, donde no hay comisaría, el Centro de Salud no tiene edificio propio, las calles “son un desastre”, y la única plaza que había “está usurpada”.

Cabe desgranar por partes lo que el vecino señaló de manera integral. En relación a la seguridad, como se dijo, el barrio no tiene comisaría. Depende de la Sub12, que está en Barrio Estanislao López, en la cual hay un solo patrullero para una zona que es verdaderamente inmensa. Por lo tanto, en la zona no se observa patrullaje, salvo por calle Gorriti. Los vecinos explican que las modalidades delictivas que hay son múltiples: robos desde motos (“motochorros”), entraderas y, además, tiroteos. Además, aseguran que “hay mucha droga” y también venta de cosas robadas. Señalan que el servicio de seguridad es inexistente, puesto que cuando denuncian luego los delincuentes se enteran y toman represalias. Una vecina afirma que en ocasión de un tiroteó llamó a la policía y la misma demoró cinco horas en llegar. La inseguridad, además, constituye un problema durante la noche y en los horarios de ida y vuelta al trabajo (a la mañana temprano y por la tarde). Esto atenta directamente contra la calidad de vida de quienes para trabajar y estudiar deben moverse en esos horarios.

En materia de servicios el barrio cuenta con recolección de basura, agua, luz eléctrica y cloacas. Sobre lo primero, los vecinos afirman que el servicio es bueno y que incluso pasa dos veces al día. Sin embargo – como señalan en muchos lados – “falta solidaridad y responsabilidad del vecino”, lo que genera el acumulamiento de basura en la vía pública y la formación de micro basurales a cielo abierto.

Las calles están en muy mal estado. Algunas pocas tienen alguna forma de asfalto o ripiado, pero el mismo está sin mantenimiento y son difíciles de transitar. Lo propio sucede con las calles de tierra. Las luminarias públicas son inexistentes. El barrio se ilumina por las luces que los propios vecinos colocan en las puertas de sus casas. Al respecto, un vecino afirmó: “acá en 15 años no cambiaron un foco”.

Los vecinos, por otra parte, denunciaron una situación particular. El barrio no tiene espacios públicos, y el único que había era una plaza donde la Provincia hizo planes de vivienda y asentó allí a vivir a gente venida de otros barrios. Este plan fue ejecutado sin prever un nuevo espacio público, por lo que el barrio hoy se ve privado de la posibilidad de tener una plaza. Además, en la misma zona, instalaron unos juegos de plaza en un lugar donde subterráneamente hay una bomba para líquidos cloacales. La presencia de esos juegos impide que los empleados de Aguas Santafesinas (ASSA) puedan trabajar. Hay mucha indignación con ambas situaciones, porque se observa una falta de planificación absoluta y un desinterés total por la calidad de vida de la gente que ya estaba en el barrio.

Otro de los temas importantes es el de la salud. El barrio tiene un Centro de Salud que no cuenta con edificio propio y que la calle de acceso no está asfaltada. Esto dificulta mucho el acceso los días de lluvia. Por otra parte, el Centro funciona de lunes a viernes desde las 7.00 hs. hasta el mediodía. Según los vecinos, en el mejor de los casos dan nueve turnos por días, lo que hace que sea muy difícil poder hacerse atender de forma oportuna. Relatan que hay que ir a hacer fila desde las 6.00 hs. o antes, y esto para conseguir un turno para el otro día o a dos días. Esta situación se ve agravada claramente por el flagelo de la inseguridad.

El barrio también se encuentra muy marginado en materia de movilidad, ya que el único colectivo que circula internamente es la Línea 1, que “sale y a las 2 cuadras ya está lleno”. Por Hugo Wast pasan las Líneas 3 y 5, pero los vecinos aseguran que es muy peligroso cruzar la vía para ir hasta ahí. Si no, la otra opción es directamente ir a la Av. Blas Parera, lo que en algunos casos puede implicar caminar hasta 15 cuadras. Jóvenes presentes en la reunión relatan que lo hacen para poder ir a estudiar, usando el Programa Boleto Educativo Gratuito para viajar. Pero cuentan que a la noche la posibilidad de disfrutar de la nocturnidad es muy limitada. En el barrio, a causa de la inseguridad no hay oferta. Por lo tanto, deben ir hasta la zona de Boulevard. Relatan que para volver un taxi les sale $2.000, y que a veces deben esperar hasta la salida del sol porque si no estos “no entran”. La otra alternativa es también esperar a los horarios en los que vuelven a circular los colectivos.

Los vecinos señalan que un fenómeno muy recurrente en el barrio es la usurpación. Esto lleva a un constante cambio del paisaje urbanístico del barrio. Dicen que la calle Furlong es un ejemplo claro, la cual se fue angostando con el paso de los años a causa de las edificaciones irregulares. También esto genera asentamientos en lugares absolutamente inapropiados, como es el caso de las 100 familias que están viviendo en el reservorio y que es cuestión de tiempo para que se inunden. Al respecto, la vecinalista hace una observación muy lúcida: “Loyola Sur es un barrio conformado por mucha gente que viene de otros barrios y que, por tanto, todavía no se ha terminado de integrar y no tiene una identidad definida”. A colación de esto se aborda también el déficit de la participación y compromiso ciudadano, un tema ya recurrente y que atraviesa a todos los barrios de la ciudad.

En otro orden de cosas, un vecino denuncia otra situación particular: en el Barrio “Los Jesuitas” había un patrimonio histórico importantísimo, como ser por ejemplo el Cementerio Jesuita, que se dejó perder con el paso del tiempo o que directamente se demolió para construir. Una oportunidad cultural y turística que la ciudad dejó perder. Otra situación particular que se advierte, y que no debe ser desatendida, es que a causa del cirujeo en el barrio hay mucha circulación de carros tirados por caballos. Estos no cuentan con señalización y son muy difíciles de ver a la noche, lo que a veces provoca accidentes.

En el barrio hay mucha pobreza. Las ocupaciones principales son el cirujeo y las changas. Algunos tienen trabajos más estables. El comedor de la Vecinal, por ejemplo, da 420 raciones de comida diarias. La gran cantidad de gente que vive de separación de residuos ha llevado a los vecinos a formular un proyecto en la materia al cual nunca se le ha dado curso desde als esferas estatales.

En materia educativa el barrio tiene una sola escuela que es la Beltramino, de gestión privada. Los chicos y chicas suelen ir a centros educativos de otros barrios, pero también se señala que hay muchos niños, niñas y adolescentes sin escolarizar. Más allá de los dos clubes ya nombrados, los chicos concurren a hacer deporte fundamentalmente al Club Los Canarios, de Barrio Los Troncos. Tanto Cebollitas, como Los Jesuitas y Los Canarios son clubes esencialmente de fútbol. Finalmente, en el barrio no hay propuestas culturales, a no ser por la comparsa de la Vecinal que moviliza tres colectivos todos los carnavales, y que reúne a los chicos y chicas una vez al mes.