La Vecinal “Arenales” se ubica en la zona suroeste de la ciudad y corresponde al barrio que lleva el mismo nombre.

Cuenta con un jardín de infantes y dos templos evangélicos. Al tratarse de un territorio pequeño, sus habitantes utilizan los servicios de barrios aledaños, como ser los Centros de Salud de Chalet o San Lorenzo, las escuelas o el Centro Cultural El Birri.

El Encuentro se realizó en el Templo Evangélico de Juan Díaz de Solís y Pasaje Cervantes. Allí se realiza una importante tarea solidaria de capacitación en oficios y recuperación de jóvenes en situación de adicción. La reunión contó una convocatoria de vecinos y representantes de la institución anfitriona.

Los vecinos manifestaron como problema principal la inseguridad, especialmente en el dramático fenómeno de los tiroteos entre bandas, que se dan de manera cada vez más reiterada y a cualquier hora del día. Según los vecinos, esto antes sucedía solo en horas de la madrugada, pero “ahora es a cualquier hora”. Una vecina relata que no se puede salir a hacer las compras ni siquiera a las 9.00 a.m. y sentencia: “no es justo”.

Asocian este hecho a la enorme proliferación del narcomenudeo y venta a mediana escala. Explican que hay un promedio de tres “kioscos” de venta de droga por cuadra, y que allí no solo compra gente del barrio, sino que “se ve de todo”. Una vecina grafica: “Está desde el que viene a comprar en carro o en bicicleta hasta los que vienen en autos de alta gama”. Denuncian además de que se ha visto incluso a policías bajar en los kioscos y que si bien hay patrullaje el mismo es inútil puesto que, ante esto, no se está haciendo nada.

En el barrio hay un destacamento que depende de la Comisaría 2da y que – según los vecinos – tiene apenas dos efectivos y ningún patrullero. El barrio está abandonado a su suerte.

El correlato de la venta por supuesto que es el consumo. Los vecinos lamentan que son cada vez más los jóvenes atrapados por este fenómeno. Relatan que se observan muchos grupos de jóvenes en las esquinas que están sin hacer nada y que se dedican a consumir.

El estado de los servicios acompaña esta situación. Hay partes enteras del barrio sin luminarias y en las que hay, muchas son destruidas a propósito. De hecho, los vecinos señalan que en la puerta de los kioscos donde venden droga siempre se destruyen las luminarias. El barrio tampoco tiene gas natural y apenas una parte tiene cloacas. La luz eléctrica funciona, pero con las tormentas se corta, y a veces pasa mucho tiempo hasta que vuelven a tener. Lo propio sucede con Internet y el cable.

El estado de las calles es malo. Muy pocas son asfaltadas, y las que lo son están destruidas. Tampoco es bueno el servicio de transporte. Los vecinos están en contra del cambio de recorridos reciente, ya que ahora pasa el 4 y no el 5. Con el 5, podían ir para el norte donde está el Nuevo Hospital Iturraspe, y donde muchos trabajan en el ámbito de la construcción. Ahora la Línea 5 pasa por lo menos a 10 cuadras y la 4 – dicen – no los lleva a ningún lugar que les sirva. También en relación al estado de las calles resulta deficiente el servicio de recolección de basura. El mismo transita solo por Juan Díaz de Solís. Esto ocasiona la proliferación de microbasurales en muchos sectores del barrio.

Otro de los temas es el empeoramiento del estado de las calles cuando llueve, y el hecho de que muchas directamente se inundan. También sucede que las calles no están numeradas oficialmente, por lo que las boletas de los servicios no llegan o llegan mal.

En materia de salud, el barrio no tiene Centro de Salud propio. Los vecinos van o al de barrio San Lorenzo o al de barrio Chalet. Todos coinciden en que prefieren ir a este último porque dicen que es mejor la atención. Ambos abren de lunes a viernes de 7 a 18 hs. Si bien el barrio está relativamente cerca del Cullen, el hospital atiende guardias o a los pacientes que están internados allí. Para atención de especialidades con turno la gente va al CEMAFE. Sin embargo, varios vecinos expresaron que los turnos asignados en los Centros de Salud son muy a largo plazo y presentan muchas dificultades operativas.

En relación a la educación, también los vecinos asisten a las escuelas de barrios aledaños. Muchos van al Normal o a la Escuela Técnica Belgrano. Comentan que cada vez son más recurrentes los hechos de inseguridad en torno a estas instituciones, especialmente a la primera. Tanto a la salida como a la entrada quienes asisten allí a estudiar o trabajar son víctimas de robos.

Los vecinos valoran, por otra parte, que la zona está bien provista de ofertas de escuelas de oficio. Contabilizan tres: la Escuela de Trabajo, la Escuela San Lorenzo y el propio Templo Evangélico donde se realiza la reunión que, como se dijo, brinda capacitaciones certificadas. Más allá de esto, los jóvenes presentes en la reunión no dejan de señalar el hecho de que, aun con los oficios aprendidos y certificados, es muy difícil hoy en día el acceso al mundo del trabajo.

Finalmente, los vecinos señalan que en la Vecinal San Lorenzo hay oferta de actividades deportivas y que en el Centro Cultural El Birri lo hay de actividades culturales. Espacios públicos propios del barrio no hay: está la Estación Mitre, que suele estar ocupada por la feria popular, y si no la plaza ubicada la lado de la Vecinal de barrio Chalet.