Reunión con vecinos, comerciantes e Instituciones de Varadero Sarsotti

15/02/2023

La Vecinal “Varadero Sarsotti” coincide con el barrio que lleva dicho nombre. Se trata del barrio ubicado en último extremo suroeste de la ciudad de Santa Fe. De hecho, tanto es así, que la Av. Circunvalación, denominada también “Circunvalación Oeste”, en el caso de Varadero constituye su límite este. Es decir, el barrio está al oeste la propia “Circunvalación Oeste”. Esta posición hace también que el mismo esté en cierto sentido “apartado” del resto de conglomerado de barrios del suroeste, y de la ciudad en general. Claramente, el barrio padece a raíz de su ubicación una situación de marginalidad.

Dentro de Varadero hay dos jardines, uno municipal y uno que pertenece al Anexo de la Escuela Ntra. Sra. de Itatí. Hay solo una escuela primaria, que también corresponde a dicho Anexo. Hay un Centro de Atención Primaria de la Salud y también un club social, el “Varajos”. Existen también varias iniciativas sociales como ser comedores y merenderos. También hay en el barrio una importante arenera, que constituye un punto de referencia para todos y un identificador del lugar.

Desde hace dos años esperamos los 450 años de la ciudad con esta iniciativa y estamos contentos por este encuentro que se realizó en el Anexo de la Escuela Ntra. Sra. de Itatí, y contó con la participación de directivos y docentes de la misma.

 

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Ficha territorial

Ubicación
Límites

Norte: Intendente irigoyen
Sur: Defensas
Este: Defensas
Oeste: av. Circunvalación

Nube de problemas detectados

El barrio padece muchos problemas. El primero que plantean los vecinos, como problema realmente sensible, es del transporte y la conectividad en general con el resto de la ciudad. Esto tiene que ver, como se señaló en la introducción, con el hecho de que el barrio se encuentra al oeste de la Circunvalación, y esta importante estructura vial introduce una verdadera separación del barrio respecto del resto de la ciudad. Esto no se debe solamente a la propia infraestructura, sino al tránsito y a la velocidad del mismo que por ella circula, lo que la convierte en algo difícil de atravesar.

En relación al transporte, entonces, lo cierto es que al barrio no llega ninguna línea de colectivo, ni siquiera sobre la propia Circunvalación, lo que sería recién el acceso al barrio. Por el contrario, las líneas que pasan más cerca son la 5 y la 8, que llegan hasta el vecino Barrio San Jerónimo (Fo.Na.Vi.). Sin embargo, los asistentes de la reunión señalan que mucha gente necesita tomar otras líneas, y entonces tienen que ir hasta la rotonda de Av. J. J. Paso, lo que constituye para algunos casi 30 cuadras para acceder a un colectivo. Un vecino asevera: “entre las 7.00 hs. y las 8.00 hs. se puede ver una verdadera peregrinación de gente cruzando la Circunvalación”. El problema de la conectividad es tal, que una docente cuenta que, viviendo a 21 cuadras de la escuela, debe tomarse dos colectivos y luego caminar para poder llegar.

El barrio además carga con el estigma de los prejuicios de ser un lugar peligroso. Por eso, los taxis y remises no entran. “A lo sumo te llevan hasta la arenera”, dicen. Y son pocos los remises irregulares que funcionan.

A este problema se le suma el mismo que padecen San Jerónimo y Centenario cuando juega Colón. Los colectivos cortan su recorrido al norte de J.J. Paso, y para quienes viven en Varadero es una verdadera odisea llegar a ellos. El problema es grande porque, “aunque juegue a las 21.00 hs. ya está cortado desde el mediodía”. Una docente que vive en Santo Tomé cuenta que, una vez que jugó Colón, tuvo que irse hasta la Plaza del Soldado a tomar la Línea C para poder llegar a dicha ciudad.

En relación al cruce de la Circunvalación, hay un puente peatonal. Sin embargo, la gente no lo usa. Claramente, utilizar el puente le agrega prácticamente 200 mts. al recorrido a pie que el vecino tiene que realizar. Sin embargo, esto ha generado muchos accidentes, algunos de ellos fatales.

En materia de servicios, el barrio también tiene condiciones precarias. Sin bien los vecinos dicen que agua corriente y luz eléctrica hay, lo cierto es que en muchos casos es con baja presión y baja tensión, respectivamente. La escuela, por ejemplo, ha debido instalar una bomba para poder garantizar la presión del agua. No hay gas natural ni cloacas. En cuanto a las luminarias, los vecinos definen la situación como “regular”. Tampoco hay conectividad. En realidad, ante la pregunta, los vecinos dicen que no hay. Cuando profundizan, señalan que hay una empresa que brinda conexión por antena (radioenlace), pero que la misma es muy precaria. En definitiva, el único acceso que hay a Internet es a través de los datos del teléfono.

En cuanto al estado de las calles, solo hay dos asfaltadas. Una, es una parte de la calle que bordea el barrio en paralelo al terraplén. La otra es Benteveo, que corta el barrio de manera perpendicular a la mitad. El resto de ripio o tierra. Si bien el barrio no tiene problemas de inundación, porque se encuentra alto y el agua drena, sí se vuelven intransitables las calles de tierra con la lluvia.

En materia de salud, el barrio tiene un Centro de Salud nuevo sobre la calle Benteveo. Los asistentes a la reunión aseguran que funciona muy bien, que “siempre está repleto”, y que incluso tiene algún tipo de coordinación con el Municipio para la entrega de ayuda alimentaria. Funciona de lunes de a viernes hasta las 14.00 hs. Sin embargo, el aislamiento del barrio influye en el acceso a los centros de salud de mayor complejidad, esto es, los hospitales. Un vecino da un ejemplo: “En caso de una urgencia, para ir hasta el Hospital de Niños una persona tiene que gastar entre 2 o 3 mil pesos de remís, si es que consigue”.

En relación a la seguridad, el barrio no tiene comisaría ni destacamento. Depende de la Sub Comisaría 1ra, que está en el Fo.Na.Vi. San Jerónimo. En consecuencia, la presencia policial es escasa. Los vecinos advierten que hay tres horarios: “una cosa es el barrio hasta las 12 del mediodía, otra hasta las 18 hs. y otra después de esa hora y durante la noche”. Sin embargo, los vecinos afirman que “ahora el barrio está tranquilo”. Es que los principales problemas de seguridad, aseguran, no tienen tanto que ver con robos o delitos de ese tipo, sino con enfrentamientos que se dan entre familias por distintas razones. Cuando esto sucede, la escalada de violencia es grave. Desde armas blancas, pasando por armas de fuego e incluso hasta la quema de casas. Afirman que la población está armada, y que también hay mucho consumo de drogas y alcohol en la gente joven.

Por otra parte, en materia laboral, la mayoría de la población del barrio trabaja de la recolección, changas o pesca. A veces, de todo junto.

Como ya se dijo, en el barrio hay dos jardines y una sola escuela primaria, que es la Escuela Ntra. Sra. de Itatí. Esta escuela tiene una matrícula de 60 alumnos. Los vecinos afirman que por lo menos tres veces más es la cantidad de chicos que va a primarias en otros barrios. La secundaria tiene una relación directa con la sede de Itatí en Barrio Centenario, por lo que muchos chicos van allí cuando terminan la primaria. Otros van a otras escuelas de otros barrios. Pero lo cierto es que también se observa a muchos chicos desescolarizados, especialmente jóvenes.

Siendo los asistentes a la reunión fundamentalmente docentes, el debate sobre educación es muy rico. Plantean que, más allá de los chicos desescolarizados, un gran problema no tan visible es de los chicos que, estando matriculados, tienen una muy baja asistencia a la escuela. En su caso, el extremo de asistencia mínima en 2022 ha sido de un alumno o alumna con un 28% de asistencia en todo el año. Sostienen que la escuela no tiene casi herramientas para abordar esta problemática, aun cuando los docentes van a buscar a los chicos a la casa.

Otro gran problema es el de los aprendizajes. Afirman que las consecuencias de la pandemia son evidentes, especialmente en la falta de hábitos. En ese sentido, por ejemplo, señalan que hay chicos que terminan la primaria sin estar alfabetizados, que sería el objetivo mínimo a alcanzar.

A su vez, analizan el valor que tiene el rol de las familias. Ven que hay familias más y menos comprometidas, y observan una relación directa entre el compromiso de la familia. Una constatación fáctica de esto es, por ejemplo, la diferencia en los aprendizajes de los alumnos y alumnas cuyos padres asisten a las reuniones de padres y aquellos que no. En el caso de esta escuela, relevan un 50% de asistencia.

Estas cuestiones son comunes a buena parte de las escuelas de la ciudad de Santa Fe.

En relación al deporte, el barrio tiene dos referencias. Una es el Club Varajos, que es un club social y deportivo de fútbol. El otro es CILSA, que queda en las cercanías del barrio y que los docentes valoran como un lugar bueno para los chicos. “Salen de clase y se van corriendo para allá”. Allí tienen propuestas deportivas y recreativas, e incluso una colonia de verano. Sin embargo, más allá de esto, en materia deportiva y cultural el barrio también padece su asilamiento. A 20 cuadras del casco histórico, no es frecuente que los vecinos vayan. “Cuando uno trabaja el otro se queda cuidando la casa, y así”. En este sentido, la cercanía geográfica del barrio con diferentes puntos culturales y no se materializa en una cercanía real. Esto a causa de los inconvenientes ya señalados.